Personajes del estado Bolívar en la música y la canción

Compositores, músicos, intérpretes y cantantes, ya sea nacidos o que hayan hecho vida en el estado Bolívar, son una parte muy importante del acervo cultural de esta región, sus aportes a la música nacional en sus distintas variantes, ha sido definitivo en el ámbito artístico nacional, y muchas de las melodías más famosas del cancionero criollo, tienen su origen en esta entidad; asimismo, algunos de los talentos más representativos del pentagrama venezolano, provienen de este estado, lo que lo convierte en uno de los centros musicales más importantes de ayer, hoy y siempre.

Edith Salcedo o Francisco Centeno son voces siempre relacionadas con Guayana, desde los éxitos de “la negrita cariñosa”, quien además participó en cine, televisión y radio, además de visitar numerosos países poniendo muy en alto el gentilicio bolivarense, hasta el largo currículo del “azabache de la canción”, que le ha dado notoriedad a nivel regional y nacional, ambos, formarán parte siempre de los recuerdos melódicos de un país.

La sensibilidad de Antonio Lauro es reconocida en todo el mundo (Foto: albaciudad.org)

Antonio Lauro es quizás el músico académico y guitarrista más reconocido de Venezuela, piezas como Natalia, Yacambú, Andreina o Tatiana, son celebradas a nivel mundial por su belleza y complejidad, invitando a virtuosos de todas partes a interpretarlas. Ennio Palumbi, a pesar de haber nacido en Caracas, ha realizado su obra más importante al lado de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Ciudad Guayana, la cual creó.

Hernán Gamboa o Asdrúbal Cheo Hurtado le han dado al cuatro venezolano un gran impulso, este instrumento ha cobrado en las manos de estos músicos, gran en todo el globo.

Serenata Guayanesa es otro ejemplo de constancia y desarrollo de un estilo propio, que es parte de la historia de jóvenes y adultos en todo el territorio nacional.

Nombres, signos e historia del estado Bolívar

Canaima 

Auyantepuy, Canaima, Kerepakupai Vená u Orinoco entre muchos otros, son nombres legados por los indígenas autóctonos al ideario del estado Bolívar y de todo el país, estos apelativos, demuestran la creatividad y espiritualidad de los habitantes originarios de Venezuela, y su íntima relación con la naturaleza que les rodeaba, alimentaba y les daba vida; a todo este conjunto de nombres, símbolos y signos regalo de la historia, el castellano ha colaborado grandemente, continuando esta magia, donde las cosas toman vida cuando se nombran, por lo que La Llovizna o Isla de la Orquídea, se suman a la costumbre gráfica de describir el mundo.

Los pemones, pobladores originales de esta zona, solían llamar Kerepakupai Vená o “salto del lugar más profundo”, a la caída de agua que hoy se conoce como el Salto Ángel, y que se desprende del río Churún, por lo que mucha gente, la conoce, erróneamente, como Churún Merú; por otra parte, esta misma etnia, se referían a la imponente montaña, como Auyantepui, que quiere decir en su lengua “Montaña del Diablo”, idea que se repite al saber que Canaima, es el nombre de un terrible dios para estos pobladores.

La Llovizna, parque ubicado en la ciudad de Puerto Ordáz, recibe su nombre por la estela que deja el agua al golpear contra las piedras, y que asemeja a una suave lluvia muy fina que cae sobre los visitantes, también, Isla de la Orquídea, ubicada en el río Carrao se llama así por la gran variedad de la flor nacional, que se encuentra en ella.

Angostura recibió su curioso nombre simplemente por ubicarse en donde las orillas del “río padre” (Orinoco) se encuentran más cerca, otro claro ejemplo de la maravillosa sencillez e inventiva de los nativos de la región.