El Correo del Orinoco, diario histórico de Venezuela, creado bajo la idea de Simón Bolívar, se convirtió en reducto de la ideología patriota en la lucha por la independencia.
Simón Bolívar, Libertador de Venezuela, estratega y líder militar de toda Latinoamérica, no era sólo versado en las artes del combate, sino en los puntos más finos que rodean a la avanzada bélica, incluyendo la batalla de las ideas y la información, por lo que no es de extrañar que en su intelecto se proyectaran las bases y se llevara a hechos, la creación de un diario impreso en el país, el cual se usó como herramienta ideológica para promover los ideales de libertad.
La Gaceta de Caracas, herramienta propagandística de la Corona Española, hacía mella en los esfuerzos patriotas por convencer, a la sociedad de la época, la validez de su lucha, y ante esta situación, Bolívar decide enviar una expedición a Trinidad, con la finalidad de conseguir una imprenta con la que pudiera crear un instrumento que contrarrestara esta avanzada realista; para ello reclutó la ayuda de Fernando Peñalver, trayéndole al país en 1818 e iniciando operaciones poco después.
El Correo del Orinoco vería la luz por primera vez el 27 de junio de 1818, a dos columnas en un formato de 31 centímetros de alto por 32 de ancho. En total se cuentan 133 números, de los cuales, cinco fueron extraordinarios y el resto parte de su tiraje normal; el último de los cuales, tuvo fecha de 23 de marzo de 1822. En sus páginas encontraron hogar las ideas libertadoras, artículos escritos por algunas de las principales plumas venezolanas del momento, decretos, leyes, proclamas y demás.
Juan Germán Roscio, Carlos Soublette, José Rafael Revenga, José Ignacio Abreu y Lima, Manuel Palacio Fajardo y otras grandes mentes criollas pasaron por los renglones del Correo del Orinoco, y dejaron sus visiones e ideas plasmadas en el papel de hilo que componía las páginas de cada edición.
La casa, donde se estableció la sede física del periódico, es un impresionante ejemplo de arquitectura colonial y que hoy en día, convertida en el Museo de Ciudad Bolívar, sigue capturando la magia de la época en la que contenía la maquinaría que permitía la salida a la calle del primer documento impreso nacional; de hecho, aún se conserva la imprenta movida a brazo con la que la gesta de las ideas llegó al país.
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