Un pequeño fuerte ubicado al sur del casco histórico de Ciudad Bolívar encierra los detalles de una de las batallas más sangrientas de la historia moderna del país.
El Zamuro es mudo testigo de la historia contemporánea de Venezuela |
Bolívar como estado presenta lugares únicos, no solo por su belleza o significado para la
población local, sino por su carga de historia y tradición que marcan a fuego las páginas de los
archivos del país. Algunos de ellos,
son reconocidos por la mayoría y son de los primeros sitios en ser visitados
por las hordas de turistas nacionales e internacionales que se acercan
hasta el estado más grande de Venezuela, pero
otros, como el Fortín El Zamuro, son menos conocidos, pero no por eso menos dignos de la
visita.
En vía a El Zamuro |
Esta construcción data de finales del siglo XIX y fue levantada con
la intención de cuidar las espaldas de Ciudad Bolívar, por lo que
se le ubicó en el cerro más alto de la ciudad, llamado El Zamuro, y localizado entre
enormes lajas que le brindan protección total, desde el tope de los torreones,
hasta la misma escalinata flanqueada
por dos enormes rocas que cuidan el paso, se sube desde el Paseo Meneses y el entrar a esta mini fortaleza, se
descubre una de las locaciones menos pensadas de la ciudad.
Juan Vicente Gómez, vice presidente de la república para el año 1902, selló en este
lugar el final de la llamada Guerra
Libertadora con la que se
llegó a conocer como la “Batalla de Ciudad Bolívar”, triunfando este,
con sus 2000 hombres y cuatro barcos desde el río sobre la resistencia al mando
de la cual se encontraban Nicolás
Rolando y Ramón Cecilio Farreras. Este enfrentamiento
definió la historia moderna de Venezuela, ya que finalizó con este conflicto y
eliminó este escollo para el presidente Cipriano
Castro.
Vista desde los torreones del pequeño fuerte |
El general Alberto Ramírez tuvo bajo su mando la restauración de la estructura como puesto militar,
puesto que luego de las refriegas había quedado en muy mal estado, después de
las considerables reparaciones hechas, que se completaron el 20 de octubre de
1913, el fortín permaneció al servicio del ejercito por otras casi cuatro décadas, hasta
1950.
La Corporación
Venezolana de Guayana (CVG)
tomó cartas en este asunto en 1980 y convirtió el enclave en un museo que se mantiene abierto hasta el día
de hoy, completamente a disposición de quienes deseen aprender más sobre uno de
los lugares menos conocidos, pero más importantes de la historia
contemporánea de la
nación.
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